viernes, 18 de junio de 2010

Ni una despedida

El mayor desgarro es cuando te despides de alguien (sobre todo, cuando realmente le quieres), el momento en que giras sobre ti mismo, le das la espalda (no quieres), comienzas a caminar en dirección contraria (quieres caminar junto a él, de su mano), caminas en dirección opuesta... Es inevitable: te tienes que alejar... y continuas caminando. Caminas. Mientras tu cabeza permanece a su lado, allá donde esté. Mejor no te das la vuelta, para qué, la gente, la distancia, el mismo recorrido en sentidos contrarios. Y es la distancia la que duele, la despedida es eso, una distancia irrenunciable entre dos cuerpos condenados a separarse.
Te alejas y... continuas caminando.
La distancia.
Odio las despedidas.

1 comentario:

  1. Aué bien lo describes!!!!, yo también las odio..., pronto me tendré que despedir de la persona que más quiero en este Mundo...

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